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“Cuando me pongo a pensar en Malvinas me quiebro

(…) todos sabemos que son nuestras las Islas.”

            Como cierre del ciclo de entrevistas realizado en el marco del 40° aniversario de la Guerra de Malvinas, compartimos una charla con Jorge Salgado, veterano y miembro de la Comisión de ex combatientes de AFIP.

            Era 1982 y estaba por comenzar la guerra. Un amigo le avisó que era probable que lo convocaran. Si bien Jorge ya había cumplido el servicio militar y estaba de baja, finalmente, su camarada tuvo razón. “Llegaron dos policías y le entregaron una carta a mi papá que decía que me tenía que presentar”, recuerda.

Acatando la orden, Salgado llegó al Regimiento de La Plata donde le pidieron que colabore entregando el armamento. Allí, se reencontró con los compañeros con los que había hecho el servicio militar. Sin embargo, hasta ese momento, no sabían que tenían por delante viajar a las Islas.

El Martes 13 partieron en avión hacia Malvinas. Recién ahí les comunicaron a donde estaban yendo. “No sabíamos que iba a pasar lo que pasó. Nos dijeron que íbamos a custodiar las islas, no sabíamos que iba a suceder el conflicto”, se sincera.

Sobre los primeros días, Jorge relata que tenían un bolso portaequipo y el armamento y que les habían asignado una ubicación. Respecto a su tarea, explica que era la comunicación: hacían la conexión entre todas las compañías. Todo iba a una central telefónica desde donde se encontraban ellos.

Ya adentrados en el combate con la llegada de los ingleses, sufrieron muchos ataques con artillería naval que no los dejaban dormir. “Por la cabeza se te pasan muchas cosas.”, expresa mientras confiesa que sacaba fuerzas de donde podía para sobrellevar esa experiencia. “Hay que vivirlo y cada uno lo vive distinto. Yo en ese momento sentí que no iba salir de ese lugar”, manifiesta.

Sobre la comunicación con su familia, Jorge comparte que recibía cartas de sus padres y hermanos y que no había otra forma de estar en contacto. Comparte además que “mandaron encomiendas, algunas nunca me llegaron. También recibíamos cartas de gente que no conocíamos, que nos daba aliento”.

Finalmente, el 14 de Junio llegó el día de la rendición. “Era algo que esperábamos todos porque no hay otra manera de seguir”, asegura. Para su regreso a casa, los soldados estuvieron prisioneros en Puerto Argentino donde, luego, entregaron su armamento. Recién volvieron a Buenos Aires el día 19.

“Después seguí con mi vida, me recibí, trabajé, tuve mi familia, no me quede”, relata Jorge en relación a lo que siguió para él posterior a la guerra. También nos cuenta que volvió a las Islas en un viaje que realizaron con la Comisión de ex combatientes de AFIP. “A mí me hizo muy bien, me hizo pensar mucho. Tenía cosas pendientes. Depende de cada uno. Igual no volvería a ir. No es algo cerrado igual porque me pongo a pensar y no lo entiendo. Es algo que está siempre”, manifiesta. Al día de hoy, se reúne con sus compañeros a quienes se refiere como “hermanos”.

Como cierre del encuentro, Jorge hace referencia a la Causa Malvinas y a los jóvenes argentinos que no conocen la historia en profundidad. Asimismo, confiesa que nunca pudo hablar del tema con sus hijas y que nos sabría cómo hacerlo. El diálogo concluye dejando un mensaje para los adultos: “Que no se olviden que existió Malvinas. Porque aparece solo para el 2 de Abril. Los verdaderos héroes son los que quedaron y hay que rendir homenaje a los caídos”, reclama.

  

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