Skip to main content

“El patriotismo se sentía a flor de piel. Fuimos queriendo ir.”

En nuestra tercera entrevista del ciclo que realizamos por los 40 años de la Guerra de Malvinas, nos encontramos con Mario Figliuolo. El ex combatiente es abogado, trabaja en AFIP hace más de 30 años y reviste en la Dirección de Coordinación Judicial desde hace tiempo.

            Adentrándose en sus memorias de la guerra, Figliuolo comienza detallando que fue parte del sector de Ejército y artillería antiaérea, que su función era ser apuntador de cañón y que su destino fue la Península de Camber, frente a Puerto Argentino. Además, confiesa que tiene pocos recuerdos de los días cercanos al 2 de Abril ya que, si bien estaba haciendo el servicio militar en el cuartel de Ciudadela, estaba por tener la baja y no se esperaba lo que tenía por delante. Sin embargo, el 24 de Abril partió hasta Comodoro Rivadavia donde esperó el cruce a las Islas.

Una vez en Malvinas, después de varias experiencias en diferentes lugares, los soldados tomaron la ubicación definitiva con la misión antiaérea que les había sido otorgada. Allí, se produjeron diferentes batallas. En su relato, Mario se detiene en la última que rememora especialmente. “Atacamos a los ingleses con nuestros cañones y no nos pudieron tomar. El 13 a la noche tuvimos un intento de desembarco de las Fuerzas SAS pero hicimos fuego cruzado y pudimos evitarlo. No nos pudieron tomar prisioneros, no nos rendimos. Gracias a nuestros cañones volvimos irredentos”, detalla.

Lo cierto es que ni él ni sus compañeros tenían la experiencia real de un ataque, solo contaban con alguna práctica con los cañones. Sin embargo, llegó un tiempo en que se acostumbraron a esas vivencias. “Y también te acostumbrabas a la idea que podés no estar más en cualquier momento”, agrega. En relación a esto, nuestro compañero habla de su fe en Dios. “La mayoría éramos creyentes. Tuve la suerte de tener una familia grande muy presente y pensaba en ellos”, dice mientras recuerda a los compañeros que no contaban con ese apoyo. “No tuvieron ese colchón a la vuelta y muchos de ellos se suicidaron. Casi 600 fueron los suicidios después de la guerra”, expresa. Con igual dolor, Figliuolo evoca los recuerdos del día a día en Malvinas: la experiencia de supervivencia sufriendo frío y hambre. Junto a sus compañeros, no tenían vehículos para ir a buscar comida y estaban desparramados a lo largo cuatro kilómetros. “Perdí 35 kilos en la guerra”, puntualiza.

En consecuencia, el momento de la rendición les procuró una sensación de alivio. Se enteraron por teléfono que la guerra había concluido. “Ya queríamos que terminara. Estábamos todos muy débiles, muy cansados. Soñábamos con comida”, rememora. El único contacto que habían tenido con sus familias durante ese tiempo eran las cartas que llegaban con 7 días de diferencia, no había llamados.

Finalmente, llegó la vuelta al cuartel de Ciudadela donde sus familiares estaban esperándolos. Mario lo recuerda como un momento “que no tiene precio” y se emociona al imaginar la vivencia de sus padres mientras él estaba en combate. “Mi mamá era optimista. Cumplí 21 años en la guerra, me hizo una torta y brindo por mi sabiendo que yo iba a volver”, recuerda conmovido.

Muchos años más tarde, en 2015, Mario tuvo la oportunidad de volver a las Islas junto a tres de sus compañeros. “Fue una gran descarga de adrenalina. Me sirvió para cerrar algunos ciclos, completar algunos ladrillos que me faltaban. Fue una experiencia muy fuerte”, describe.

En la actualidad y desde hace 17 años, Mario se reúne frecuentemente con sus compañeros de unidad. Le tomó 3 meses rastrear a todos pero lo tomo como una misión personal.

Sobre el cierre de la charla, pone énfasis en la causa Malvinas y deja un mensaje para la juventud: mantenerla vigente. “Hay mucha gente que no sabe. No se enseña adecuadamente en los colegios. Los que fuimos a la guerra defendimos toda la República, el patriotismo se sentía a flor de piel. Fuimos queriendo ir”, afirma.

Para finalizar, Figliuolo se refiere a la situación actual de la comisión y plantea una inquietud. “Hoy nos preocupa la nueva generación porque nosotros nos estamos yendo. ¿Quién va a llevar la antorcha de la causa Malvinas cuando nosotros ya no estemos?”, se cuestiona. “Nuestra propuesta es armar una comisión de hijos de ex combatientes en el sindicato como institución”, concluye con la esperanza de que la lucha siga vigente siempre.  

SOBRE LA SECRETARÍA

PRENSA

 Son facultades y obligaciones del Secretario de Prensa de la Seccional Capital y Agencias:

a)    Intervenir en todo lo relativo a la difusión, por los medios posibles, de la información que resuelva producir la Asociación.

b)    Llevar un archivo de las publicaciones o propagandas producidas por la Secretaría.