A 45 años de la noche de los lápices
La noche del 16 de septiembre de 1976, el grupo de tareas de la policía bonaerense liderada por Ramón Camps, realizó un operativo en el que secuestró a Claudia Falcone (16 años), Francisco López Muntaner (16 años), María Clara Ciocchini (18 años), Horacio Ungaro (17 años), Daniel Racero (18 años) y Claudio de Acha (18 años). Días después, continuaron la tarea. Gustavo Calotti (18 años) fue secuestrado el 8 de septiembre, Emilce Moler (17 años) y Patricia Miranda (17 años), el 17 de septiembre, Pablo Díaz (19 años), el 21 de septiembre. De estos ecuestros solo hubo cuatro sobrevivientes..
La politización de los sectores medios fue un rasgo que caracterizó a la Argentina de la década del sesenta y la primer mitad de los setenta; las y los jóvenes fueron los nuevos actores que se sumaron a una protesta que había sido liderara desde la proscripción del peronismo casi exclusivamente por la clase obrera. Esta confluencia implicó una renovación en los repertorios de la acción colectiva y transformó el escenario.
Las escuelas secundarias y las universidades no estuvieron ajenas a este proceso, sino todo lo contrario, fueron espacios donde se desarrolló una intensa actividad. A temprana edad muchos jóvenes comenzaron su inserción política a través de distintos ámbitos de expresión y acción, como por ejemplo, los centros de estudiantes. La toma de los edificios, las asambleas, volanteadas y pintadas sucedían a diario en los establecimientos educativos más movilizados. Buena parte de esta acción política confluyó en el peronismo bajo la consigna “luche y vuelve”, que apelaba al retorno del exilio de Juan Domingo Perón y el reclamo de las elecciones democráticas. Ambas aspiraciones se hicieron realidad en 1973.
La muerte de Perón, el 1 de julio de 1974, aceleró el proceso de derechización del gobierno. La represión se acentúo. Los espacios educativos fueron un objetivo privilegiado. Ni bien asumió, el entonces Ministro de Cultura y Educación Oscar Ivanissevich decretó la intervención paulatina de las Universidades nacionales. En enero de 1975 prohibió las actividades de los centros de estudiantes secundarios.
Lo que hoy se conoce como “La noche de los lápices” es una fecha para conmemorar a los cientos de chicas y chicos que fueron desaparecidos, torturados o que sufrieron cárcel o exilio; el episodio constituyó parte del plan represivo puesto en marcha durante la dictadura. La extensa lista de víctimas del terrorismo de Estado adolescentes está integrada por alrededor de 340 jóvenes de todo el país. Ellos y ellas continúan desaparecidos.
En mayo de 1998, la Legislatura de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires estableció por ley “la fecha del 16 de septiembre, en conmemoración a ‘La Noche de los Lápices’, como ‘Día de los Derechos del Estudiante Secundario’.”